¿por qué si hemos escuchado, y decimos a los cuatro vientos que la obesidad es una enfermedad no invitamos a nuestros cercanos que están preocupados por su peso a acudir al médico, por qué nosotros médicos no lo hablamos con nuestros pacientes? Y la única respuesta que me parece lógica es que no creemos nuestro discurso de que “es una enfermedad”. Lo decimos, pero lo seguimos tratando como un problema meramente estético y de responsabilidad exclusiva del paciente.