Hemos hablado ya sobre el estigma del peso, y como es un tema que está casi codificado en nuestro sistema para que no lo notemos, y sea algo normal y natural a lo largo de nuestras vidas.
Recientemente encontré dos publicaciones que me han motivado a esta publicación:
Hacía énfasis en que “si sabemos que una persona está esforzándose por perder peso y se le nota, si es bueno reconocerlo”, pero ser muy cuidadoso con las palabras que usamos, ya que decirle “te ves muy bien” puede prestarse a pensar que se veía mal antes. Se puede reconocer diciendo algo como “se nota el esfuerzo que has puesto”, “vas en buen camino para cumplir tus metas”.2. La segunda publicación fue una postal, en donde se observaba a una persona con obesidad en una caminadora, y venía un comentario con tono positivo celebrando que esa persona estuviera haciendo ejercicio y como esperaba que lograra constancia y cumpliera sus metas.
2. La segunda publicación fue una postal, en donde se observaba a una persona con obesidad en una caminadora, y venía un comentario con tono positivo celebrando que esa persona estuviera haciendo ejercicio y como esperaba que lograra constancia y cumpliera sus metas.
Esta la vi en redes sociales (Facebook para ser exacto) y encontré muchos comentarios al respecto, sobre gente que decía “no hago ejercicio para que me aplaudan, lo hago por MIS motivos, y son míos”, o personas que decían “qué bueno que apruebas que vaya a hacer ejercicio y no te moleste mi obesidad” (en tono sarcástico por supuesto).
Estas publicaciones me hicieron reflexionar, y me gustaría compartir algunas ideas al respecto:
Para cerrar, no me queda más que insistir en el título: mi peso no es del dominio público. Nadie tiene el derecho a hablar de mi peso si yo no lo autorizo o lo invito a hacerlo. Por eso es MUY importante como profesional de la salud iniciar la conversación del peso “pidiendo permiso” para tocar el tema con el paciente.