Estigma del peso

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La obesidad estigmatiza a la persona que la padece, y ocasiona que el entorno lo haga también.

Hoy quisiera abordar un tema que en lo personal me costó algo de trabajo entender, e identificar su importancia, el estigma del peso.

Vivimos en una sociedad en donde el estigma del peso es algo tan arraigado que ni siquiera lo notamos, en un mundo en donde es común que en la escuela siempre exista un “gordo”, que es el que siempre es portero cuando juegan futbol en el recreo.

Ese niño que va a crecer sintiendo que no puede hacer las cosas por su peso, ese niño que no entiende por que lo eligen siempre al final cuando hacen equipos.

Va a ser un adulto, al que la sociedad inconscientemente lo va a tachar de flojo, de que tiene “poca fuerza de voluntad” de que tiene pobre autocontrol y no se puede comprometer.

Hay estudios bien documentados que nos hablan de esto, el estigma del peso es algo que se da en todos los ámbitos de la vida, desde la escuela, la casa, el lugar de trabajo, y hasta en los consultorios médicos y hospitales. Leía un par de artículos hace poco que hablaban del tema: uno de ellos hablaba como los médicos le dedican menos tiempo, ponen menos atención y esperan menos adherencia al tratamiento de sus pacientes que sufren obesidad, además de que atribuyen muchos síntomas al peso, lo que hace que el proceso diagnóstico sea menos detallado (es un estigma implícito gravísimo), y otro que hablaba sobre como el personal de enfermería en una unidad de cuidados intensivos tenía preferencia por no atender a los pacientes que padecían obesidad. No es que hicieran mal su trabajo con ellos, pero preferían no tener que cuidarlos, lo que al final se reflejaba en su atención hacia ellos.

De forma automática asumimos tanto de una persona que padece obesidad, que nuestras actitudes hacia ellos se modifican, aunque no queramos. Debemos entonces tener presente esto en todo momento, para darnos cuenta y evitarlo.

Yo estoy casi seguro de que cualquier profesional de la salud ha dicho, refiriéndose a un paciente con obesidad “mi paciente no le hecha ganas, no sigue indicaciones, no se apega al plan”. Culpamos directamente al paciente, tal vez no hicimos el plan indicado para él, tal vez no consideramos sus preferencias, su estilo de vida o sus características al momento de indicar un tratamiento.

Empecemos por quitarles la responsabilidad y por definirlos por su enfermedad. Dejemos de referirnos a nuestros pacientes como “obesos” que eso carga muchas implicaciones; hablemos de personas que padecen obesidad. No SON su enfermedad, son personas que tienen una enfermedad. Esto suelo ejemplificarlo de manera sencilla así: con alguien que padece cáncer, no nos referimos a ellos como “un canceroso” es “una persona con cáncer o que tiene cáncer”. Usemos lenguaje centrado en la persona, y atención médica centrada en la persona.

En otras publicaciones hablaremos mas a detalle sobre estos últimos.

Y por cierto ¡Felices Fiestas!

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